Los genes cerebrales aprenden de las experiencias de “stress”

25.10.2012 09:43

 

¿Cómo los traumas nos predisponen a la depresión ? Se descubren mecanismos “epigenéticos”

Investigadores del Instituto de Psiquiatría Max Plank de Munich han descubierto cómo el stress mental severo ocasiona la adición de diminutas señalizaciones químicas (adición de grupos químicos “metilo”) a nuestro material genético, dando lugar a la alteración permanente de la actividad de algunos de los genes que constituyen dicho material. Los hallazgos se hicieron utilizando ratones de laboratorio que fueron alejados de sus madres después del parto (situación de estrés): como consecuencia de tal experiencia estresante, al crecer los animales mostraron niveles elevados de hormonas propias del estrés, y poca tolerancia al estrés por el resto de sus vidas. Se considera que en humanos estas circunstancias predisponen a la depresión severa. La comprensión de los mecanismos moleculares implicados en la instalación permanente de estos “marcajes mnémicos” (suerte de recuerdos químicos) es el objeto de la Epigenética, un área de investigación que crece en importancia para la comprensión de la interacción entre los genes y el medio ambiente en el que vivimos. Los epigenetistas creen que tales descubrimientos pueden servir al desarrollo de nuevas formas terapéuticas “a la medida” de cada individuo.

La manera como los genes y las influencias sensoriales interactúan es asunto de gran interés, especialmente en Psiquiatría. Hace mas de 100 años Sigmund Freud describió la influencia de las experiencias traumáticas en el desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión del adulto (relación confirmada por datos epidemiológicos); pero han permanecido en el misterio los mecanismos moleculares a través de los cuales las experiencias de sufrimiento dejan severas heridas en el cerebro, siendo este uno de los grandes misterios no resueltos de la medicina moderna.

El conocimiento adquirido últimamente de la secuencia o codificación completa del genoma humano ha posibilitado arrojar nuevas luces sobre el tema. El modo preciso como el hecho de “estresar” a los ratoncitos-bebé (como arriba se indica) conduce a la grabación de “recuerdos químicos tóxicos” en sus cerebros ha sido desentrañada por el grupo de investigadores alemanes que dirige Dietmar Spengler. Si al nacer los animalitos son separados de sus madres durante largos lapsos, entonces al hacerse adultos dichos ratones terminan siendo individuos que no toleran ni se adaptan al stress de forma normal, y dichas fallas continúan presentes durante toda la vida de tal individuo. En tal caso las llamadas hormonas-del-stress se mantienen elevadas en la sangre, debido a que una hormona proteica -conocida con el nombre de vasopresina- se produce en exceso en el cerebro, siendo que dicha proteína es un factor clave en el control normal del stress, la memoria, las emociones y la conducta social de los individuos.

Se investigó también la causa de sobre-producción de vasopresina cerebral mediante análisis detallado de la estructura del ADN del gen correspondiente, encontrándose que en ratones sanos dicho gen se encuentra “metilado” y en tales condiciones su expresión funcional apagada, ocurriendo lo contrario en los ratones que fueron estresados en la infancia. En estos últimos animales se bloquea el normal “apagamiento” del gen, y ello es ocasionado por una modificación postnatal (menor metilación) de dicho gen, lo que es inducido de alguna manera por los cambios efectuados en las condiciones del ambiente de crianza de los ratoncitos. Mas aún, en los ratones “discapacitados” de esa manera, se atenúan los síntomas mediante tratamiento con fármacos que bloquean la unión de la vasopresina a sus receptores celulares que se encargan de mediar la acción de la propia vasopresina, compensándose así el daño que de otro modo sería ocasionado por los ya descritos niveles anormalmente altos de la hormona.

Queda por desmenuzar la señalización química que origina los fenómenos epigenéticos encontrados en estos experimentos. Ello contribuiría a comprender el origen y desarrollo de trastornos ansioso-depresivos, que suelen acompañar las neurosis freudianas. Sólo mediante este tipo de estudios podremos encontrar respuestas a la complejidad de las enfermedades psiquiátricas. El estudio realizado documenta la influencia ambiental (asociada a la crianza) sobre la química del propio genoma, mediante los llamados “mecanismos epi-genéticos”. Es así como se cree que las vivencias estresantes ocurridas en la infancia predisponen al desarrollo de patologías mentales que se acompañan de ansiedad y depresión. La dilucidación minuciosa de estos fenómenos epi-genéticos tendrá importancia crucial en las nuevas estrategias de tratamiento.

Síguenos en facebook 8fDnoH9n3

 

 

www.landesbioscience.com/journals/epigenetics/MurgatroydEPI5-3.pdf