Genoterapia en la ingeniería reparativa de tejido nervioso, un significativo aporte

01.11.2012 01:00

 

Desde su propia alborada evolutiva el hombre pudo constatar la capacidad natural de su cuerpo para reparar autónomamente las fracturas en sus propias extremidades bajo condiciones favorables. La expresión “ingeniería de tejidos” se acuñó hacia 1990 para describir la reconstrucción de órganos y tejidos lesionados, y el concepto ha venido ganando credibilidad y justificación por el éxito clínico de algunas reconstrucciones, mayormente en huesos, cartílagos, ligamentos y piezas dentales. Mas allá de eso la ciencia ha logrado conceptualizar la participación indispensable de varios componentes que deben concurrir en la reparación de cualquier tejido, incluyendo el tejido neural : a) células regenerativas; b) moduladores extracelulares del proceso: c) andamiaje de sostén y d) genoma adecuado. En efecto, tanto en la reparación natural de lesiones como en la derivada del uso de nuevas tecnologías, las células regenerativas deben estar presentes, y deberán multiplicarse y especializarse para la reconstrucción tisular. Las células reparativas se disponen en espacios de naturaleza trabecular atendiendo a mensajes químicos del entorno cuya lectura requiere la participación coordinada de funciones genéticas sintetizadoras (ribosomales) y ecologistas (lisosomales) propias del aparataje celular. Con esa conceptualización se experimentan ahora procedimientos para reparar lesiones de tejido nervioso que tradicionalmente se han considerado irreversibles. Entre las neuro-lesiones destacan las de orígen isquémico y las causadas por traumatismos, incluyendo los seccionamientos medulares con frecuencia originados de accidentes automovilísticos y deportivos. A nivel mundial, dichos seccionamientos ocurren con incidencia y prevalencia cercanas a 10 y 100 -respectivamente- por cada millón de habitantes. La severidad de los síntomas dependerá de la altura del seccionamiento medular, resultando en parálisis y anestesia de las extremidades inferiores y/o superiores, no sólo con afección de las funciones vesical, intestinal, sexual, y cutánea, sino tambien, lógicamente, la de autoregulación circulatoria. Luego de cualquier lesión en el sistema nervioso central se forma una “cicatriz” de orígen glial que suele inhibir (por efectos estéricos y bioquímicos) el re-crecimiento axonal y dendrítico de las neuronas afectadas, y por tanto también la conformacón de redes neuronales sustitutivas. Superar este crucial escollo requiere la combinación de estrategias tecnológicas relativas a todos los agentes participantes de la reparación. Un ejemplo particularmente elegante de la búsqueda integrada se soluciones a problemas médicos complejos está contenida en reportes recientes del uso de terapia génica usando vectores virales para generar la enzima condroitinasa-ABC in-situ, reto asumido a nivel experimental en animales, por un grupo plurinacional coordinado desde el “Brain Repair Centre” que dirige en Cambridge (UK) el profesor James Fawcet. La enzima así colocada facilita la desintegración de la matriz extracelular que constituye el material cicatrizal, medinte la degradación específica de proteoglicanos de condroitin-sulfato (CSPGs), de gran poder inhibidor en el proceso regenerativo. En ratas adultas en las que se induce quirurgicamente una hemisección lateral medular se observa como secuelas varios daños monitoreables, que afectan la marcha (evidenciada por las huellas de su locomoción), la concentración de CSPGs, la cenestesia (..por la sensibilidad al calor), la plasticidad (..por el crecimiento neurítico y sináptico) y la conductividad electromotora. En presencia de los coadyuvantes del caso (incluyendo neurotrofinas NTx y materiales de andamiaje), la terapia génica local arriba indicada permitió prevenir parcialmente el desarrollo de las secuelas de la lesión medular, señalándose así una veta de posible exploración clínica hacia la ingeniería sustitutiva de tejido nervioso.

 

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