Genoma Cerebral: Sabiduría Implícita o Reduccionismo?

25.10.2012 10:00

El surgimiento evolutivo del Sistema Nervioso Central capacitó a los animales para integrar información compleja proveniente del medio ambiente, y encontrar acomodo y significación a cada nueva vivencia en el amplísimo universo de las experiencias anteriores. Cada vivencia significativa ocasiona su representación en nuestro cerebro en forma de “imágenes” de orígen sensorial, cuya conjunción inevitablemente evoca emociones: gratificantes, dolorosas o a veces encontradas. No lo hace sólo si carece de significado para nosotros y entonces será olvidada. Con la indispensable concurrencia de los registros de la memoria, esas nuevas vivencias son asociadas a un contexto emocional y sentimental particular, correspondencias esas que serán consolidadas en el proceso de soñar. Asociada así a un patrón emocional cada experiencia conciente puede (o nó) ser objeto de “análisis cartesiano” en una parte de nuestro aparataje cerebral que es estructuralmente difuso, pero funcionalmente consiso: la congición. Ésta nos permite analizar concurrencias en los fenómenos percibidos, explorar las posibles relaciones causa-efecto que pueden regir dichas concurrencias, y elaborar hipótesis sostenibles que nos ayuden a paliar la angustia “tónica” derivada de nuestra confrontación con las incertidumbres del vivir.

La Revista Colombiana de Bioética (Martínez M y Vasco CE, Dic. 2011) nos ofrece una enjundiosa revisión sobre la neurobiología y la ética, a la luz de las teorías de Antonio Tambascio, neurólogo clínico y laureado académico de orígen portugues nacido en 1944, quien se desempeña como Profesor de “cerebro y creatividad” en la Universidad de Sothern California en Los Ángeles. Su prolífica obra extiende más allá de lo estrictamente biológico, hasta el plano social, el concepto de regulación homeostática, postulando su plena vigencia en la construcción evolutiva de la ética como creación clamorosa de la mente humana originada de las emociones y los sentimientos.

En lo biológico el aparataje homeostático detecta desequilibrios ambientales que amenazan la preservación de la composición química del ser vivo, y de manera automática emprende la aplicación de correctivos funcionales en dicho ser para preservar esa composición durante el tiempo necesario para asegurar la reproducción. La capacidad para detectar tempranamente los desarreglos y para emprender correctivos es así la clave del éxito biológico en el sentido estrictamente molecular, pero parece serlo igualmente en el plano de lo social, de lo político, de lo ético y acaso de lo metafísico.

www.bioeticaunbosque.edu.co/publicaciones/Revista/Revista14/articulocarlosvasco.pdf